Este topónimo aparece con el nombre de Morgas en un documento de donación de bienes al Monasterio de Nuestra Señora de Herrera, en las cercanías de Miranda de Ebro, confirmado por el papa Nicolás III, en el año 1278.

De esa época, sólo se conserva la pila bautismal, gótica, con taza decorada con motivos heráldicos, castillos y leones. Por entonces se debió de edificar el primitivo templo. Al construir la iglesia actual en el siglo XVI, desapareció aquel templo anterior, dedicado a Cristo crucificado, cambiando su advocación por la de San Cosme y San Damián.

Es uno de los pueblos de acceso a la ermita de San Formerio. Hay una casa con un relieve en piedra muy curioso. Se trata de dos llaves en diagonal, con una cruz en la parte superior, un guante en la inferior y cuatro rosetones. La presencia del guante se interpreta como señal de fidelidad, explicando un poder temporal, quizás como tesorero feudal.