Localidad
Junto con las aldeas de Eguileor, Arrízala y Alangua, Opacua cobra protagonismo cuando se mostraron contrarios a que dependiesen sus iglesias de la iglesia de San Juan de Salvatierra, al donárselas el rey Alfonso X a la villa de Agurain.
Consiguieron su propósito en el año 1582 y, como muestra de esa separación, colocaron pilas bautismales, pinturas y sepulturas en sus templos. Eso explica el gran sagrario del siglo XVI, procedente de Salvatierra, que sirve como retablo, considerado como una obra de gran valor.