Es un tranquilo pueblo, donde la curiosidad reside en la belleza de sus casas. Una belleza que le valió un premio de pueblo mejor restaurado, en la década de los 90. Cada fachada es un ejemplo de rehabilitación que te invita a quedarte.

Casas que se mezclan entre otras obras de valor, como las celosías prerrománicas en la ermita de la Virgen del Campo, cuya preciosa talla gótica-flamenca del siglo XV se encuentra en la Iglesia, la antigua venta en el cruce de caminos y el antiguo balneario, construido en el siglo XIX, hoy convertido en una residencia de ancianos, gestionada por monjas franciscanas.

Nos podemos encontrar una gran variedad de pequeñas rocas de celestinas y geodas, cristales de sulfatos, en las afueras de la localidad. El edificio de la iglesia de la Invención de la Santa Cruz tiene un pórtico con dos arcos y en los muros, se puede apreciar la presencia de restos románicos, de una construcción anterior.