Estamos en una de las villas más antiguas, según la documentación existente ya en el año 822. Fue Alfonso I el Batallador, al que venció la Varona de Villanañe, el que fundó el pueblo y mandó poblarlo, junto al poblado de Villacones y de ahí la curiosa advocación de su Iglesia, dedicada a Santa María de Villacone.

En el año 1140, Alfonso VII le concedió el fuero a la Villa, siendo así el primer pueblo de Álava en tener fuero. Es entonces cuando se crea la Comunidad de Caballeros de las Salinas de Añana.

Durante los siglos XIV y XV tuvo una importante comunidad judía. Destacan dos Palacios en sus calles: el de los Ozpinas, convertido en hotel y el de los Zambrana-Herrán, que se encuentra en un triste estado de abandono. También queda el escudo de los Hurtado de Corcuera en la esquina de la fachada de lo que fue su Torre. En la Plaza del Mercado podemos observar el rollo o picota, con el escudo de los Sarmiento, Señores de la Villa.

La iglesia tiene un pórtico con un arco y la Torre, cubierta por un capitel piramidal, tiene seis arcos para las campanas.

La importancia de la Villa se nota en que en sus calles todavía quedan vestigios de edificaciones o elementos como pueden ser un hospital, una fragua que todavía se conserva, tres hornos, un molino y hasta un balneario y un casino, donde se daban cita las personalidades de la zona.