Localidad
Su origen es un poco incierto, pero sí se sabe que ya existía en el año 1165. Al igual que varias localidades de la zona, perteneció al Señorío del Conde de Salinas y más tarde a sus sucesores, los Duques de Híjar.
Villa fortificada, que conserva todavía restos de la muralla y sobre todo el arco de gruesos muros llamado el Portal de Cristo que se abre en el extremo occidental. Destaca la gran fuente de la plaza, de ocho caños y de abundante caudal durante todo el año, un templete para la música y la elegante escalinata para llegar a su Iglesia.
Hay que destacar la gran Mansión de los Viana con sus balcones y galería con arcos, en cuya fachada están los escudos de los personajes ilustres que la habitaron.
En la parte más alta, se encuentra la iglesia de la Natividad. Es un templo del siglo XVI que cuenta con un maravilloso retablo mayor.
Varias son las tradiciones que se mantienen en el pueblo. La celebración del jueves de Lardero, la ronda de Santa Águeda, la quema de Judas el día de Pascua de Resurrección o las hogueras de la víspera de la Inmaculada.
Por esta localidad pasaba la ruta del pescado, que unía el mar Cantábrico con la Rioja, pasando por la Cruz del Castillo. Y en esa ruta se encuentra uno de los atractivos del pueblo: la ruta de las Carboneras, en plena ruta hacia los picos de Sierra Cantabria. Se trata de una representación que explica la fabricación del carbón vegetal.