Esta localidad alavesa tiene dos atractivos muy conocidos para la mayoría de los alaveses.

Por una lado, el Santuario de Angosto, con la cueva de la Aparición, donde dice la leyenda que se apareció la Virgen al pastorcillo Hernando Martín, en el año 1089. Los Pasionistas llegaron en 1880. Cinco años más tarde, se desató un incendio y destruyó todas las instalaciones, menos la iglesia.

El otro atractivo es la Torre de los Varona. Tal vez, la Casa-Torre mejor conservada de la provincia y maravillosamente restaurada por la Diputación. Pertenece al linaje de los Varona desde que, y toma el nombre dee María Perez de Villanañe que fue al campo de batalla enfundada en una armadura. Derrotó al mismo rey y este, reconociendo la derrota, le dijo: Habéis luchado no como débil mujer sino como fuerte varón y merecéis ese título de Varona.

La Torre es un museo con piezas de alto valor. Destaca la colección de papeles pintados a mano. Como curiosidad hay que decir que esta Torre siempre ha tenido un foso de agua a su alrededor. Y ese foso da nombre al mote con el que se conoce a los habitantes de Villanañe. Para que el señor pudiera descansar durante su descanso, había personas encargadas de apalear el foso para que no cantasen las ranas. Por eso se les llama callalasranas.