Desde que en el año 1272, Alfonso X le concedía el fuero y se fortificó como villa defensiva, empezó a adquirir fama.

A finales del siglo XVI, se erigió el torreón de Diego Ortiz de Molinillo de Velasco, donde puso sus escudos, convertida hoy en hotel. Esos escudos se repiten en la torre de Barrataguren, camino a Gordejuela.

Un paseo por el pueblo servirá para admirar las otras Torres, pertenecientes a Martín de Bengoa, hoy muy desfigurada, aunque conserva sus ventanales, la Casa-Palacio Aranguren, con su escudo, la Casa la Mora o la Casa el Valle entre otras.

Como edificios religiosos destacan dos. Uno de ellos es el Convento de las Agustinas, levantado sobre la Torre de los Montano y Orive-Salazar y que conserva sus escudos señoriales junto a dos medallones con los rostros de un hombre y una mujer. El otro es su Iglesia Parroquial dedicada a la Asunción, con unas pinturas muy curiosas. En el pórtico hay un mural con varios personajes que representan a habitantes de la Villa.

Hay dos monumentos: uno, al 7º centenario de los Fueros y otro, al mecenas Eugenio Garay.