Se trata de un pueblo con el caserío muy disperso, entre los que destaca la Casa de los Revilla-Presa con su escudo, del siglo XVIII, y contaba con dos molinos hasta el siglo pasado.

En el siglo XV, se erigió la Torre del Palomar, dominando un puente sobre el río, hoy convertida en caserío, pero que conservaba su foso, la puerta elevada y un cadalso de madera en el siglo XVII. Esta Torre era el solar del apellido Retes y de ella salieron personajes importantes en la historia del pueblo y en la vida mejicana y peruana, a donde marcharon varios de ellos.

La iglesia de San Andrés está construida sobre un templo anterior y tiene un sencillo retablo en el que sólo aparece la imagen del titular.